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El Pontificado de Francisco: legado en construcción y horizontes del Papado

Francisco impulsó una Iglesia sinodal, ecológica y enfocada en las periferias; su legado transformador se enfrentó a retos como la polarización interna, la crisis de abusos y la continuidad de las reformas.

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EL DIARIO digital

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El pontificado de Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco, marcó un capítulo singular y profundamente transformador en la historia reciente de la Iglesia Católica. Desde su elección en marzo de 2013, el primer Papa latinoamericano, el primer jesuita y el primero en elegir el nombre de Francisco, ha impreso un estilo pastoral y un enfoque magisterial que resonaron mucho más allá de los confines de la Iglesia, generando tanto fervor como debate. Reflexionar sobre su legado, aun en construcción, y los desafíos que enfrenta el papado de cara al futuro, implica adentrarse en las complejidades de una Iglesia en diálogo constante con la modernidad.   

El estilo Francisco: cercanía, misericordia y las periferias

Una de las características más distintivas del Papa Francisco fue su estilo. Rompiendo con cierta formalidad y distancia asociadas a la figura papal, Bergoglio optó por la sencillez, la cercanía y los gestos simbólicos potentes. Desde su decisión de residir en la Casa Santa Marta en lugar del Palacio Apostólico, hasta sus llamadas telefónicas espontáneas o el lavado de pies a reclusos y refugiados, Francisco ha buscado encarnar una Iglesia "en salida", cercana al pueblo, especialmente a los más vulnerables.   

Este estilo se tradujo en un énfasis teológico y pastoral claro: la misericordia. El Jubileo Extraordinario de la Misericordia (2015-2016) fue una piedra angular de su pontificado, subrayando la idea de una Iglesia como "hospital de campaña" que acoge, perdona y acompaña, antes que juzgar o condenar desde la distancia doctrinal. Documentos como Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio) y Amoris Laetitia (La Alegría del Amor) reflejan esta primacía de la pastoralidad y el discernimiento en situaciones complejas, buscando integrar más que excluir.   

Otro pilar fundamental fue su insistencia en mirar hacia las periferias geográficas y existenciales. Su pontificado puso el foco en los pobres, los migrantes, los refugiados, las víctimas de la trata y todos aquellos que la sociedad globalizada tiende a descartar. Sus viajes apostólicos a menudo priorizaron naciones periféricas, y sus nombramientos cardenalicios buscaron una mayor representatividad de Iglesias locales antes subrepresentadas en el Colegio Cardenalicio.   

El legado de Francisco: ejes clave

Evaluar el legado de un pontífice en ejercicio es siempre provisional, pero ya se perfilan algunos ejes que probablemente perdurarán:

1.Una Iglesia Sinodal: Francisco ha revitalizado el concepto de sinodalidad, entendida como el "caminar juntos" de todo el Pueblo de Dios (laicos, clérigos, religiosos y obispos) en la escucha mutua y el discernimiento bajo la guía del Espíritu Santo. El ambicioso proceso del Sínodo sobre la Sinodalidad (2021-2024 y extendido) es quizás su apuesta más audaz y de largo alcance, buscando transformar la forma en que la Iglesia toma decisiones y vive su comunión. Aunque sus resultados concretos y su implementación a largo plazo son inciertos, ha abierto un espacio de diálogo sin precedentes sobre temas cruciales.   

2.La Ecología Integral: con la encíclica Laudato Si' (Alabado Seas), Francisco ha ofrecido una de las contribuciones más significativas y universalmente reconocidas de su pontificado. Al vincular inseparablemente la crisis ambiental con la crisis social, la pobreza y la cultura del descarte, ha propuesto el concepto de "ecología integral". Este documento ha trascendido el ámbito católico, convirtiéndose en un referente ético y espiritual en el debate global sobre el cambio climático y el cuidado de la "casa común". Su llamado a una conversión ecológica sigue resonando con fuerza.   

3.Reforma de la Curia y Transparencia: desde el inicio, Francisco se propuso reformar la Curia Romana para hacerla más ágil, misionera y transparente, especialmente en el ámbito financiero. La constitución apostólica Praedicate Evangelium (Predicad el Evangelio) culmina este esfuerzo, reorganizando los dicasterios y poniendo un mayor énfasis en la evangelización. Si bien la implementación completa y la superación de resistencias internas son procesos largos y complejos, ha sentado las bases para una estructura más orientada al servicio de las Iglesias locales. Los esfuerzos por la transparencia financiera, aunque con altibajos, también marcan una dirección clara.   

4.Diálogo interreligioso y fraternidad humana: siguiendo los pasos de sus predecesores, Francisco ha impulsado decididamente el diálogo con otras religiones, destacando la firma del Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común junto al Gran Imán de Al-Azhar, Ahmed el-Tayeb. Este hito subraya la necesidad de la colaboración entre religiones para afrontar los desafíos globales.   

5.Una voz profética en el escenario mundial: el Papa Francisco se ha consolidado como una voz moral influyente en temas como la paz, la justicia social, la migración y la crítica a los excesos del capitalismo financiero. Sus intervenciones a menudo desafían el status quo y llaman a la conciencia de líderes y ciudadanos.   

Los desafíos del Papado de ahora en adelante

El pontificado de Francisco, con sus luces y sombras, deja planteados importantes desafíos para quien le suceda y para la Iglesia en su conjunto:

1.Consolidar la Sinodalidad: el camino sinodal iniciado es prometedor pero frágil. El próximo Papa deberá decidir cómo continuar y profundizar este proceso, gestionando las expectativas generadas y las tensiones entre diferentes visiones eclesiales sobre la autoridad, la participación y la toma de decisiones. ¿Se traducirá en cambios estructurales concretos o quedará como una inspiración pastoral?

2.Navegar la Polarización Interna: el enfoque pastoral de Francisco ha generado entusiasmo en muchos sectores, pero también resistencia y críticas abiertas en otros, que lo acusan de ambigüedad doctrinal o de alejarse de la tradición. La polarización entre alas consideradas "progresistas" y "conservadoras" dentro de la Iglesia parece haberse agudizado. El próximo pontífice heredará una Iglesia internamente dividida en ciertos aspectos, y la búsqueda de la unidad en la diversidad será una tarea primordial.

3.La Crisis de los Abusos: aunque Francisco ha tomado medidas importantes (como la cumbre de 2019, la normativa Vos Estis Lux Mundi y la abolición del secreto pontificio para estos casos), la crisis de los abusos sexuales, de poder y de conciencia por parte del clero sigue siendo una herida abierta que daña profundamente la credibilidad de la Iglesia. La implementación efectiva de las normas, la rendición de cuentas, la atención a las víctimas y la prevención seguirán siendo desafíos urgentes y no negociables.   

4.El rol de la mujer en la Iglesia: Francisco ha abierto comisiones de estudio sobre el diaconado femenino y ha nombrado a mujeres en puestos de mayor responsabilidad en la Curia. Sin embargo, las preguntas sobre una participación más plena de las mujeres en la vida y en las estructuras de decisión de la Iglesia siguen sobre la mesa y son un clamor creciente en muchas partes del mundo. El próximo papado deberá afrontar este debate de manera decidida.   

5.Evangelización en un mundo secularizado y diverso: la Iglesia enfrenta el desafío de anunciar el Evangelio en contextos cada vez más secularizados, especialmente en Occidente, y en un mundo culturalmente muy diverso. ¿Cómo ser una voz relevante sin diluir el mensaje? ¿Cómo inculturar la fe en realidades tan distintas? El énfasis de Francisco en la misericordia y el encuentro personal ofrece una vía, pero la tarea de la nueva evangelización sigue siendo ingente.

6.Gestión de la diversidad global: la Iglesia Católica es genuinamente universal, con realidades y sensibilidades muy diferentes entre continentes. Equilibrar la unidad doctrinal y disciplinaria con el respeto a la diversidad cultural y las necesidades pastorales locales (un aspecto clave de la sinodalidad) será un desafío constante para el gobierno central de la Iglesia.

7.Continuidad de las Reformas: las reformas estructurales y financieras iniciadas por Francisco necesitarán tiempo, voluntad política y seguimiento constante para consolidarse y dar frutos plenos. Superar inercias burocráticas y resistencias internas requerirá un liderazgo firme y perseverante.

El Papa Francisco ha liderado la Iglesia Católica en un tiempo de profundos cambios globales, buscando reconectarla con las fuentes del Evangelio a través de la misericordia, la cercanía a los pobres y la sinodalidad. Su legado se caracterizará probablemente por haber iniciado procesos de transformación más que por haberlos concluido, abriendo puertas y planteando preguntas fundamentales sobre la identidad y la misión de la Iglesia en el siglo XXI.   

Los desafíos que esperan al próximo pontífice son enormes y complejos. Requerirán sabiduría, valentía, capacidad de diálogo y una profunda confianza en la guía del Espíritu Santo para conducir a la Iglesia por los caminos que el presente y el futuro demandan, manteniendo la fidelidad a su tradición y, a la vez, respondiendo proféticamente a los signos de los tiempos. El papado de Francisco, sin duda, habrá dejado una marca indeleble en ese camino.

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