Opinion

La discusión sobre la idea de ciertos "privilegios" para una minoría vinculada al Banco de La Pampa vino bien para poner en debate no sólo el árbol, sino el bosque: lo que significa esa entidad crediticia que ahora será muy sociedad anónima, pero no deja de ser de fomento; en el Concejo Deliberante de la capital, a veces el debate enriquecedor derrapa hacia cuestiones de nulo interés comunitario.
Al final, la Cámara Alta se puso los pantalones largos e impide que dos jueces de la Corte Suprema de Justicia entren por la ventana; en la semana de Malvinas, el gobierno nacional volvió a derrapar hacia el antinacionalismo extremo, pero choca contra la memoria popular y organizada.
Los esfuerzos negacionistas y reivindicadores de la dictadura fueron otra vez precarios e insuficientes frente a la potencia interminable del reclamo de Justicia, en las calles y en las plazas; los barrios populares celebraron en el Concejo Deliberante el acceso a un derecho contra el que les votó el rejunte opositor.
La gestión libertaria compromete el futuro con un nuevo crédito del FMI y además recula ante cualquier medida que pueda beneficiar a La Pampa. ¿Hasta cuándo puede ocultarse esa realidad a la propia población de la provincia, no sólo perjudicada por el gobierno de Milei sino por los cómplices que entraron camuflados y que ahora votan en contra del interés de La Pampa?
La semana que se fue dejó en evidencia comportamientos vergonzosos vinculados con el funcionamiento institucional nacional, desde el copamiento de la Corte hasta la represión policial, pasando por las trompadas en el Congreso; en la provincia hubo acuerdos, disidencias, un caso que pone a un fiscal en el banquillo, todo dentro de los carriles democráticos.
Un enriquecedor debate desembarca en Santa Rosa y la provincia respecto de qué significan las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) y qué consecuencias pueden implicar para la población local; tras los discursos que dieron inicio al año legislativo, algunas conductas reinstalaron la sensación de que el gobierno nacional es comandado por personajes que tienen, al menos, una escasa conciencia social.
Actos oficiales para anunciar más viviendas, jerarquizar al transporte estatal y destacar la inversión educativa son también un posicionamiento de los estados municipal y provincial; a nivel nacional, el atropello institucional se convierte en moneda corriente y desprecia las mejores tradiciones populares.

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