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EL DIARIO digital
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Una de cal...
Una buena noticia que al fin había anunciado el gobierno nacional para La Pampa duró menos que decreto en una canasta: el levantamiento de la barrera sanitaria, por el que tanto han peleado diversos sectores productivos y del trabajo de la provincia, fue una realidad por unas pocas horas, hasta que la gestión libertaria dio la marcha atrás que corresponde a sus intereses políticos.
Lo que logró la primera medida fue que el arco político completo saliera a festejar, junto a diversos sectores y en especial aquellos que suelen fustigar al oficialismo provincial: de alguna manera quedó en evidencia que una representación del interés provincial a veces es posible incluso con camisetas diferentes.
Pero cuando la buena nueva se cayó y el gobierno de Javier Milei y Toto Caputo usó el asunto para apretar gobernadores de la Patagonia a fin de arrancarles los votos que necesitaban en el Congreso para avalar el pacto secreto con el Fondo Monetario Internacional, esos sectores hicieron un silencio atroz o murmuraron algunas palabras de ocasión sólo para disimular que estaban descolocados.
Esa postura incluyó especialmente al PRO, cuyos referentes centrales Martín Ardohain y Martín Maquieyra habían hecho una sonora celebración del levantamiento de la barrera sanitaria, incluso atribuyéndose algunos méritos, pero después se comportaron en el Modo Corderos que vienen sosteniendo respecto de La Libertad Avanza desde el 10 de diciembre de 2023.
Los dos diputados del PRO, a los que el presidente ya designó como "héroes" cuando los invitó al asado de festejo del ajuste a las jubilaciones, volvieron a convertirse en escuderos del régimen libertario y otorgaron un cheque en blanco para que sea usado del modo en que se les antoje a los mismos personajes que ya fueron protagonistas de históricos endeudamientos y fugas voluminosas de dólares.
El Congreso Nacional volvió a ser en ese sentido bastante vergonzoso, no sólo porque se filtraron las órdenes que el presidente de la Cámara Baja le dio a su bloque, o porque en el proceso de discusiones hubo cruces ásperos y poco amables, sino porque termina avalando con las manos alzadas de una mayoría un comportamiento a todas luces ilegítimo, que contraría la ley y la Constitución.
Esa circunstancia, mechada con otros avasallamientos institucionales de las últimas semanas, vuelven imperioso abrir un paraguas en protección de la democracia, puesto que las ofensivas por parte del gobierno nacional están a la orden del día y no le hubieran sido permitidas a gestiones de otro signo político ni por un Congreso tan policromático ni por los medios de comunicación del establishment porteño que protegen ese desembozado festival de autoritarismo.
La crueldad de las políticas públicas y los hechos de corrupción al desnudo complementan un combo en el que se vuelven postales cotidianas un fotógrafo que no perdió la vida de milagro, el apaleo a jubilados y jubiladas, las amenazas de represión en pantallas públicas, los despidos sin aviso y otras formas del abuso y la inhumanidad.
...y una de arena...
El insólito episodio de la barrera sanitaria el gobierno nacional lo completó con un hecho todavía más inverosímil: en la resolución del arrepentimiento, cuando patean por 90 días la decisión para dejarla en el limbo, cometieron la osadía de excluir a La Pampa de la región Patagónica.
Así como en países o situaciones normales una ministra de Seguridad como Patricia Bullrich hubiera sido ya varias veces eyectada del cargo tras las barbaridades que hizo y dijo en las últimas semanas, el funcionariaje del SENASA hubiera corrido el mismo destino si primaria algo parecido a la sensatez, la racionalidad y la justicia.
Pero como el gobierno libertario se maneja a sus anchas en el camino de la provocación, ni siquiera es posible establecer si las tropelías que cometen son el fruto de su indisimulada maldad, si son el fruto de la pura corrupción, o si simplemente resultan la puesta en evidencia de una torpeza mayúscula y una ignorancia supina.
Como sea, cuando el SENASA convoca a gobernadores patagónicos para analizar la cuestión de la barrera sanitaria, enumera a todas las provincias incluidas en la región y también a la provincia de Buenos Aires como referencias jurisdiccional de Carmen de Patagones, que es parte de esa zona sur, pero excluye explícitamente a La Pampa, pese a la ley vigente desde el año '85.
El desquicio es de tal tamaño que el peronismo pampeano que a veces luces tantas fragmentaciones como el nacional, aunque un poco menos intensas, se abigarró en una sola trinchera para resistir el nuevo embate de un gobierno que no deja ninguna duda de sus intenciones de perjudicar a la población pampeana y discriminarla por haber elegido un gobierno de otro signo político mediante el voto popular.
Ese ataque, escrito está, cuenta con la complicidad de legisladores que en teoría representan a la provincia, aunque todo su desempeño ha sido hasta ahora en favor del espacio libertario y en contra de La Pampa, aunque en reivindicación de la clase a la que pertenecen o a la que por lo menos sirven.
El gobernador Sergio Ziliotto y su antecesor Carlos Verna, líderes de los espacios sectoriales que protagonizan chisporroteos, se pararon en la misma vereda para quejarse de la nueva agresión libertaria, que se suma a los recortes de fondos permanentes, a la eliminación de programas, al achique de la coparticipación y a la acumulación de una deuda que ya supera los $115.000 millones.
"No sea cagón, presidente", twitteó en su consabido estilo el líder de la mayoritaria Línea Plural para poner en evidencia una de las características del presidente que sueña ser un topo en el Estado para destruirlo desde adentro: cuánto mejor le cabría el calificativo a quienes ni siquiera llegaron al poder haciendo esas promesas, o agitando una motosierra, sino que se camuflaron como parte de la casta para sacar chapa de "héroes" mientras perjudican a su provincia.